diciembre 29, 2011

Necrosis Gangrenosa de Cola en un Ejemplar de Tamandúa (Tamandua mexicana)


TAIL GANGRENOUS NECROSIS IN AN ANTEATER (Tamandua mexicana)
 Barrueta Acevedo F.M.

Resumen
La necrosis puede definirse como la muerte celular patológica, ha sido descrita en la literatura como consecuencia de procesos infecciosos y trastornos hemodinámicos que impiden el correcto retorno venoso o la formación de trombos que obstruyen el torrente sanguíneo. La cola de los tamandúas tiene importantes funciones biológicas, tales como prensión, contribuyendo además a estabilizar la columna vertebral. La caudectomía es un procedimiento quirúrgico que consiste en la amputación parcial o total de la cola del animal y puede emplearse como tratamiento para la necrosis de la misma. Se presenta el caso de un ejemplar de tamandúa al que se le realizó caudectomía como tratamiento por necrosis gangrenosa de cola.

Palabras clave: necrosis gangrenosa, caudectomía, tamandúa, Tamandua mexicana.

Abstract
Necrosis can be defined as the pathological cell death, it has been described in the literature as a result of infections and haemodynamic inconveniences that impede the correct veined return or the formation of clots that block the bloodstream.  The anteater´s tail has important biological functions, such as prehension, contributing besides to stabilize the vertebral column.  The caudectomy is a surgical procedure that consists of the partial or total amputation of the tail.  An anteater with gangrenous necrosis of the tail is presented in this article.

Key words: gangrenous necrosis, caudectomy, anteater, Tamandua mexicana.

Introducción
La necrosis puede definirse como la muerte celular patológica, y ha sido descrita en la literatura como consecuencia de procesos infecciosos y trastornos hemodinámicos que impiden el correcto retorno venoso o la formación de trombos que obstruyen el torrente sanguíneo.

La cola es capaz de realizar amplios movimientos. En el caso de los tamandúas, además, donde los músculos de la cola y sus tendones están muy bien diferenciados, los movimientos pueden alcanzar gran precisión. Ello se debe a que la cola tiene importantes funciones biológicas, tales como prensión. La cola contribuye además a estabilizar la columna vertebral y participa en el equilibrio del tronco.

La caudectomía es un procedimiento quirúrgico que consiste en la amputación parcial o total de la cola del animal y puede emplearse como tratamiento para la necrosis de la misma, cuando ésta no responde a un tratamiento conservador.

Necrosis gangrenosa
Concepto y etiología
La necrosis gangrenosa es una necrosis isquémica habitual modificada por la presencia de los gérmenes de la putrefacción. La necrosis gangrenosa se produce en los tejidos, sobre todo en las extremidades inferiores, por un proceso de isquemia, en general debido a trombosis o a arteriopatías del tipo de arteriosclerosis, arteriopatía diabética o tromboangitis obliterante. La isquemia, la deshidratación del tejido y la coagulación de las proteínas estructurales producen una desecación de la extremidad, que se conoce con el nombre de gangrena seca. Si la sobreinfección por gérmenes de la putrefacción es muy importante, el tejido sufre una necrosis de tipo colicuativo, lo que se denomina gangrena húmeda. La gangrena gaseosa es una gangrena húmeda en la que la infección la provocan gérmenes anaerobios, que liberan gases, los cuales condicionan una proteólisis de los tejidos junto con burbujas gaseosas. Esto facilita la rápida progresión de los tejidos con acumulación de gas y la fermentación de los azúcares tisulares por las toxinas bacterianas; a la presión ofrece el tacto de "crepitación de nieve"

Tratamiento
El tratamiento inicial debe ser conservador debido a la relevancia que la cola representa para la movilidad de los tamandúas; este incluye la limpieza y aplicación de productos tópicos y sistémicos enfocados a resolver el problema de origen. Cuando el tratamiento anterior no funciona y se observa un deterioro del animal, que pone en riesgo su vida, debe optarse por la amputación de la extremidad.

Material y métodos
Es referido al hospital veterinario del Parque Zoológico Nacional la Aurora, un ejemplar de tamandúa (Tamandua mexicana) por presentar proceso infeccioso avanzado y necrosis de cola, de aproximadamente dos semanas de evolución, durante las cuales se intentó tratamiento conservador mediante la limpieza del área y aplicación de productos humectantes, y la aplicación tópica y sistémica de antibióticos.

Al examen físico, el animal se observa deteriorado, con pobre condición corporal, necrosis gangrenosa de cola con ausencia total de sensibilidad del área mayormente afectada e hipersensibilidad hacia proximal. Debido al deterioro del paciente, aún con este tratamiento, se decide realizar caudectomía parcial, para evitar una posible septicemia.
Área de necrosis

Pérdida de tejido

Descripción del procedimiento
Se realiza la tricotomía y asepsia del área delimitada por el perineo y la base de la cola, extendiendo la longitud de la depilación distalmente 3 a 4 vértebras coccígeas después del punto de corte.

Rasurado del área

Limpieza del área quirúrgica
 Anestesia
La cirugía se realizó utilizando anestesia inhalada, tanto para la inducción como para el mantenimiento. Se canalizó al animal en vena cefálica para el suministro de soluciones y medicamentos durante la cirugía. Para la caudectomía se infiltró anestésico local.

Anestesia inhalada
Infiltración de anestésico local
Abordaje quirúrgico
Se inicia con el embrocado del área operatoria, luego se procede a realizar una ligadura del muñón de la cola en su parte más craneal, aplicando firme tensión con el fin de realizar hemostasia mecánica compresiva.


Área quirúrgica después de la asepsia

Se busca la unión intercoccígea en la longitud a conservar y se introduce por el espacio intervertebral una aguja hipodérmica que servirá como punto de referencia para el corte. Luego se realiza una incisión en forma de ‘V’ en la piel, quedando su vértice en dirección caudal, la longitud de ésta es aproximadamente de 1-1.5cm, la proyección se lleva a la altura media lateral de la cola y en la parte ventral la incisión se realiza recta, uniendo los dos extremos laterales proyectados de la ‘V’.

Se retira la aguja y se realiza ablación de la piel en dirección craneal al punto donde se encontraba la aguja, y se ligan los vasos sanguíneos, teniendo en cuenta que dicha ligadura debe quedar detrás del punto de referencia. Los vasos que se observan y se deben ligar son:
  • Ø  Arteria caudal dorsolateral: Cadena de anastomosis entre las ramas caudales que se sitúa a lo largo de la cara dorsolateral de las vertebras caudales.
  • Ø  Arteria caudal ventrolateral: Cadena de anastomosis entre las ramas caudales que se sitúan a lo largo de la cara ventrolateral de las vertebras caudales.
  • Ø  Arteria caudal mediana: Continuación de la arteria sacra mediana a lo largo de la cara ventral de las vertebras caudales.



Habiendo ligado los vasos anteriores se introduce nuevamente la aguja en el punto de referencia y se realiza el corte de la cola ceñido a la aguja por la parte caudal. Luego se suelta suavemente la ligadura del muñón para observar si hay hemorragias, se realizan las correcciones pertinentes, se vuelve a tensar la ligadura en el muñón.


Se procede a suturar la piel; se realiza una sutura en ‘X’, aproximando los bordes laterales, y un punto sencillo que unirá el borde dorsal y el ventral. Se suelta la ligadura del muñón, se verifica y se embroca nuevamente y se aplica tópicamente una crema epitelizante y cicatrizante y se coloca un vendaje protector de la herida. 
Vendaje post-operatorio de la herida
Una vez terminada la intervención quirúrgica, el animal es llevado a un ambiente con temperatura adecuada y es tenido bajo estricta vigilancia hasta la recuperación sensorial.



Resultados
Evolución
El animal se recupera satisfactoriamente de la cirugía, después de la cual se continúa con la aplicación tópica de productos epitelizantes y antibioterapia. Después de dos semanas, se retira el vendaje y se deja al ejemplar en observación.


Evolución de la herida a dos semanas de la cirugía






noviembre 30, 2011

Variabilidad Genética del Complejo Mayor de Histocompatibilidad (MHC) y la Conservación de los Guepardos (Acinonyx jubatus)

Introducción 

La presencia de la genética en la ecología y biología evolutivas no ha dejado de crecer en las últimas décadas. Estudios teóricos, experimentales y empíricos han documentado los cambios genéticos que las poblaciones sufren como consecuencia de la fragmentación y el declive, y han confirmado las consecuencias negativas de éstos sobre la viabilidad poblacional y la evolución adaptativa. La aplicación de éstas técnicas aporta información sobre la historia evolutiva, demografía, ecología y comportamiento de las especies que puede ayudar en la evaluación de riesgos y el diseño de estrategias de conservación eficaces (Godoy, 2009). 

La familia de los guepardos comprende un grupo de felinos grandes y delgados, con una morfología dentaria y cráneo distintivo, del cual solamente permanece Acinonyx jubatus (Christiansen & Mazák, 2009). Esta especie es conocida como el animal terrestre más rápido, adaptado para la persecución a grandes velocidades en las llanuras africanas. Posee extremidades alargadas, garras semirretráctiles, un cráneo aerodinámico y músculos cardiacos y glándulas adrenales agrandadas (O´Brien, 1994). 

Los guepardos tienen una combinación de patrones de distribución y estructura social única en mamíferos, donde coaliciones de machos ocupan territorios pequeños, de menos de un 10% de los utilizados por hembras solitarias, quienes se aparean con más de un macho durante un ciclo estral (Gottelli et al., 2007). 

A principios de 1900, los guepardos (Acinonyx jubatus) se distribuían a través del Sahel de África, Este Medio y la Península Arábiga, hasta India y las provincias del Sur de la Antigua Unión Soviética. Al día de hoy, las poblaciones asiáticas se encuentran cercanas a la extinción, con la población más grande confirmada de menos de 100 animales, habitando el centro de Irán. En África, permanece un estimado de 15,000 individuos, cuyas poblaciones de mayor tamaño se encuentran en Namibia, Botswana, Zimbabwe, Kenia y Tanzania (Marker et al., 2008). 

Las poblaciones de guepardos en la actualidad se encuentran altamente amenazadas debido a la pérdida de hábitat, caza furtiva, competencia con otros carnívoros, exterminación masiva para proteger al ganado en áreas no conservadas y al fracaso de su mantenimiento en cautiverio. Los guepardos en cautiverio se reproducen muy poco y tienen una alta prevalencia de enfermedades inusuales que causan morbilidad y mortalidad. Estas enfermedades son raramente observadas en guepardos de vida libre, pero han sido documentadas en individuos capturados y mantenidos en cautiverio temporal o permanentemente (Terio et al., 2004). 

El guepardo ha sido considerado como un paradigma de vulnerabilidad a muchas enfermedades, debido a su poca diversidad genética, particularmente en los genes correspondientes al MHC (Tizard, 2009; Castro-Prieto et al., 2011). Sin embargo, los primeros estudios utilizaron métodos con baja resolución para cuantificar la diversidad del MHC, así como pequeños tamaños de muestra. Además, una alta susceptibilidad a enfermedades fue reportada solamente para guepardos en cautiverio, mientras que las poblaciones de vida libre no muestran signos de enfermedades infecciosas y muestran un estado general de salud adecuado (Castro-Prieto et al., 2011). 

Generalmente, altos niveles de variabilidad genética son vistos como indicadores de salud, confiriendo la habilidad para responder a distintas amenazas, tales como enfermedades, parásitos y depredadores, así como a cambios en el medio ambiente. Por el contrario, bajos niveles de variabilidad genética, indicarían las limitaciones de la especie para responder a estas amenazas, ya sea a corto o largo plazo (Amos & Harwood, 1998).


Complejo Mayor de Histocompatibilidad 

El Complejo Mayor de Histocompatibilidad (MHC) es un grupo de genes estrechamente relacionados entre sí, constituye el componente genético más importante del sistema inmune de los mamíferos, al codificar para las moléculas del MHC (Sommer, 2005). 

Las moléculas del MHC desempeñan funciones importantes en el reconocimiento intercelular y la diferenciación de lo propio y lo extraño. Tanto los genes como sus productos, participan en el desarrollo de las respuestas inmunitarias, ya sea humoral o celular. Debido a que las moléculas del MHC son las estructuras responsables de la presentación del antígeno, el grupo particular de estas estructuras que un individuo expresa, influye en el repertorio de antígenos a los que los linfocitos T colaboradores y citotóxicos de este pueden responder (Tizard, 2009). 


Importancia de la variabilidad del MHC en la Conservación 

Variabilidad genética adaptativa con respecto al impacto humano 
El impacto humano (fragmentación, degradación y aislamiento de hábitat, urbanización y contaminación) tiene diversos impactos sobre la ecología y genética de las poblaciones, tanto de vertebrados, como de parásitos. A menudo causa una pérdida de la variación genética, conduciendo a la reducción a corto plazo de los componentes del valor adaptativo, y a la falta de habilidad para adaptarse a cambios medioambientales, lo cual tiene influencia en los resultados evolutivos (Sommer, 2005). 

La constitución del MHC puede influenciar la sobrevivencia a largo plazo de pequeñas poblaciones animales, e indica la importancia funcional del mantenimiento de la variabilidad en las poblaciones deterioradas o fragmentadas (Sommer, 2005; Tizard, 2009). 


Polimorfismo del MHC: valor adaptativo individual y supervivencia a largo plazo 
Se cree que la variación genética en los loci del MHC es importante para la resistencia contra patógenos, incrementando el valor adaptativo y por lo tanto, la supervivencia a largo plazo. Muchos estudios han reportado Resistencia disminuida contra patógenos en homocigotos del MHC, o un incremento en la susceptibilidad a patógenos en individuos endogámicos en general. Sin embargo, una relación directa entre una reducción de la población mediada por patógenos y baja variabilidad del MHC ha sido difícil de demostrar en poblaciones silvestres. Estudios recientes indican que, aunque los alelos del MHC sean bajos en muchas especies que experimentan cuellos de botella, la mayoría aún mantienen un alto grado de divergencia entre alelos (Sommer, 2005). 

Los estudios indican que los procesos de selección mantienen el polimorfismo del MHC, incluso bajo condiciones desfavorables, por lo menos durante cierto tiempo, lo que sugiere que niveles de variabilidad en especies con bajo número de alelos del MHC, puede ser suficiente para prevenir un descenso inmediato de la población mediado por patógenos. Sin embargo, en tales poblaciones los procesos adaptativos a las condiciones cambiantes pueden estar limitados (Sommer, 2005). 

En lo que concierne al papel del MHC en la genética de la conservación, el papel funcional de los demás genes (no pertenecientes al MHC) en la resistencia a las enfermedades, no debería ser ignorado. Estudios en humanos indican que estos genes pueden jugar un papel importante en la determinación de la resistencia a patógenos y parásitos, ya sea por sí mismos, o por interacción espistática con los genes del MHC. Muchos de los genes reguladores muestran alto polimorfismo y, por ejemplo, variaciones en el gen promotor del factor de necrosis tumoral, y citosinas, tales como receptores de interleucina y γ-interferón, han sido asociadas con enfermedades infecciosas (Sommer, 2005).


Antecedentes 

A principios de los 80´s, las dificultades de la reproducción en cautiverio, llevaron hacia investigaciones biomédicas que explicaran la razón de estas. Tanto en poblaciones silvestres como en cautivas, se descubrieron conteos espermáticos relativamente bajos y un nivel de aproximadamente 70% de anormalidades en el desarrollo de espermatozoides (Wildt et al., 1983). 

Después de 30 años de intentar la reproducción del guepardo en zoológicos de Norteamérica y Europa, sólo se obtuvo un éxito del 15%. Además, la mortalidad de las crías fue más alta que para otras especies. A pesar de las mejoras en el manejo reproductivo y de comportamiento en guepardos, la baja fecundidad y la alta mortalidad juvenil, tuvo como resultado una población cautiva que no era autosuficiente (Marker & O´Brien, 1989; Marker-Kraus & Grisham, 1993). 

Los defectos en los espermatozoides, dieron las pautas para pensar que había una explicación fisiológica para las dificultades reproductivas. Sumado a esto, muchas medidas de diversidad genética, indicaron que las dos subespecies mayores de guepardo (Acinonyx jubatus jubatus de Sudáfrica, y Acinonyx jubatus raineyi del este de África), redujeron notablemente sus valores de variación genética (O´Brien et al., 1987; Yuhki & O´Brien, 1990a; O´Brien, 1994). El resultado de estos estudios demostró que los guepardos tenían niveles de variabilidad genética comparables a los de ratones de laboratorio con altas tasas de endogamia. Estos estudios apoyan la hipótesis de que los antepasados del guepardo habían sobrevivido a un periodo histórico de endogamia extensa (un cuello de botella), teniendo actualmente una reducción de 90-99% en la variación alélica y una notable acumulación de deterioros fisiológicos (O´Brien et al., 1987). 

Se sabe que la endogamia puede contribuir a un incremento en la susceptibilidad de una población a las infecciones producidas por distintos patógenos. La interpretación de este fenómeno, involucra un entendimiento de la evolución de la respuesta inmune. Se ha visto que muchos de los loci que median la defensa inmune, dependen de una extensa variación alélica dentro de poblaciones exogámicas, como un “objetivo cambiante” que contrarresta la rápida evolución de los patógenos (O´Brien, 1994). 

Por décadas, los guepardos han sido considerados como un ejemplo clásico en la genética de la conservación, debido a su relativamente limitada diversidad genómica observada en loci neutrales como minisatélites, microsatélites y ADN mitocondrial (Menotti-Raymond & O’Brien 1993; Freeman et al. 2001; Driscoll et al., 2002); o loci adaptativos, como aloenzimas y MHC I y II (O’Brien et al., 1983; Yuhki & O’Brien 1990a, Castro-Prieto et al., 2011). Los niveles reducidos de variación genética en guepardos han sido atribuidos a muchos eventos de cuello de botella en la historia de la especie (Menotti-Raymond & O’Brien 1993; Driscoll et al., 2002). 

Es razonable asumir que el mantenimiento y la renovación de la variación en las partes funcionales importantes del MHC, tales como los sitios de unión de antígenos, ya sea por mutación, recombinación o inmigración desde otras poblaciones, es un componente genético importante en la cascada conducente a una respuesta inmune adecuada cuando se combaten patógenos nuevos o altamente virulentos. Esto ha sugerido que la extremadamente baja variabilidad en guepardos, como una consecuencia de la depresión endogámica debida a un sustancial cuello de botella hace aproximadamente 10,000 años, limita el proceso de adaptación a patógenos temporales, lo cual podría explicar la alta susceptibilidad a enfermedades (Sommer, 2005).


Enfermedades en cautiverio 

Los guepardos en cautiverio tienen altas tasas de morbilidad y mortalidad, debidas principalmente a enfermedades infecciosas, un rasgo que podría ser el resultado de la homogeneidad de la población o los efectos inmunosupresores del estrés crónico (Munson et al., 2004). 

Glomeruloesclerosis 
Estudios previos han determinado que la mayor causa de muerte de guepardos en cautiverio ha sido el fallo renal resultante de una glomeruloesclerosis. Bolton & Munson (1999), reportaron la presencia de cierto grado de glomeruloesclerosis en el 82% de una población cautiva de 87 individuos; siendo moderada a severa para el 30% de la población. La hiperplasia cortical de las adrenales fue prevalente y estuvo altamente relacionada con la glomerulonefrosis. Algunas razones que pudieron haber propiciado esto serían un hipercorticismo crónico previo o una dieta muy alta en proteína y la pérdida de variabilidad genética de la población. 

Amiloidosis sistémica AA 
En 141 necropsias realizadas por Papendick et al. (1997) se observó una alta prevalencia de amiloidosis renal (38%) en especímenes de 1 a 16 años. La incidencia aumentó de un 20% en las necropsias realizadas antes de 1990, a un 70% de las necropsias realizadas hasta 1995. En el 74% de los animales con amiloidosis, la insuficiencia renal fue determinada parcial o totalmente como la causa de muerte. Un 52% de los animales con amiloidosis renal presentaron también depósitos amiloides hepáticos. El 100% de los animales presentaba enfermedad inflamatoria (cuadro 1). La enfermedad inflamatoria más común fue la gastritis linfoplasmocítica.



Enfermedad hepática veno-oclusiva 
Diversas enfermedades hepáticas de origen desconocido, han sido reportadas como una de las principales causas de muerte de los guepardos en cautiverio. Solamente pocos estudios (3.7%) lograron identificar un virus del tipo de la hepatitis B como causa potencial de la enfermedad No existen reportes de guepardos de vida libre con enfermedad hepática veno-oclusiva (Gosselin et al., 1988). 

En su estudio, Gosselin et al. (1988) evaluaron los hígados de 126 especímenes de cautiverio y de otros felinos exóticos, con la finalidad de evaluar si éstas lesiones hepáticas eran vistas exclusivamente en el guepardo, lo cual podría indicar una posible base genética de la enfermedad; también se estudiaron factores alimenticios que pudieran estar involucrados en la patogénesis de esta enfermedad, estimando que altas concentraciones de vitamina A en el hígado, así como en las dietas de los animales, podría contribuir con el desarrollo de la enfermedad veno-oclusiva en algunos grupos de guepardos. 

Mielolipoma esplénico 
De acuerdo a Cardy & Bostron (1978), la verdadera significancia de esta patología en guepardos aún no está clara, y puede deberse a una respuesta fisiológica o a una neoplasia. La evidencia disponible en ese momento indicaba que la lesión podría ser relativamente común en guepardos (alrededor de 6%). 

Helicobacter acinonyx 
Se cree que la infección crónica por Helicobacter acinonyx en guepardos, contribuye al desarrollo de gastritis severa, una causa frecuente de morbilidad y mortalidad en individuos de esta especie en cautiverio, pero rara en animales silvestres (Dailidiene et al, 2004; Terio et al. 2005). 

En más del 70% de los guepardos que murieron antes de 1995 en Norteamérica, se observó gastritis moderada a severa. Muchos de estos individuos desarrollaron amiloidosis sistémica AA secundaria, resultando en insuficiencia renal y muerte. En la población cautiva de Sudáfrica, la principal causa de muerte fue gastritis, con una prevalencia del 69% (Terio et al., 2005). 

En 1990, Eaton et al. (1993) aislaron cuatro cepas de Helicobacter acinonyx a partir de los estómagos de guepardos con gastritis. Posteriormente, Dailidiene et al (2004), reportaron este patógeno en varios felinos, dentro de los que se encontraban seis guepardos pertenecientes a una colección zoológica de Ohio. 

En su investigación, Terio et al. (2005), identificaron especies de Helicobacter a partir de 33 muestras gástricas de guepardos infectados (10 provenientes de vida libre, sin gastritis; y 23 de animales en cautiverio, con gastritis), encontrando que estas se asocian con gastritis en los especímenes de cautiverio, pero actúan aparentemente como comensales en los ejemplares silvestres. 

Ántrax 
Entre los carnívoros silvestres, los guepardos parecen ser inusualmente susceptible al ántrax, y esto ha sido atribuido a la pérdida de su comportamiento carroñero, y por lo tanto, de su habilidad para desarrollar su sistema inmune contra la exposición a carcasas con ántrax (Good et al., 2008). 

De manera general, existían pocos reportes de ántrax después de 1973, cuando se vacunaron gran cantidad de animales. Sin embargo, esto cambió cuando se popularizaron los safaris en África, encontrándose casos de esta enfermedad en varias especies de estos lugares, incluyendo un brote que produjo la muerte de 5 guepardos en 1986, aparentemente debida al consumo de una carcasa de babuino (Jäger et al., 1990). 

Un nuevo brote de ántrax en la Reserva Jwana, en Botswana, fue observado cuando tres guepardos murieron a causa de esta enfermedad en 2004. Posterior a esto, se realizaron pruebas serológicas a 23 individuos, para evaluar la presencia de anticuerpos contra Bacillus anthrasis; 16 de los 23 ejemplares ingresaban con regularidad a la Reserva. Solamente se detectaron anticuerpos en un guepardo, lo que parece ser la primera demostración de anticuerpos contra ántrax naturalmente adquiridos en un guepardo. Sin embargo, es poco común que los guepardos desarrollen inmunidad natural contra ántrax. Durante este brote, murieron tres animales en cautiverio, que fueron alimentados con cadáveres de la reserva (Good et al., 2008). 

Coronavirus 
La Peritonitis Infecciosa Felina es una enfermedad fatal inmunomediada de los gatos domésticos y felinos silvestres, como consecuencia de la infección por un coronavirus (Kennedy et al., 2003). A principios de 1982, una epizootia devastadora ocurrió en una colonia de reproducción de guepardos en un safari en Winston, Oregón. Dentro de los siguientes 12 meses, los signos clínicos y la morbilidad fueron aparentes en más del 90% de los guepardos. Entre 1983 y 1987 murieron un total de 27 ejemplares a causa de diversas enfermedades asociadas a coronavirus (Heeney et al., 1990). 

Leucemia Viral Felina 
Aunque de menor incidencia que otras enfermedades, Marker et al. (2003) describieron el caso de un espécimen nacido en vida libre en Namibia pero mantenido en cautiverio, que presentó un linfoma de células T después de ser mantenido en una exclusa adyacente a la de un animal infectado con el Virus de Leucemia Felina (ViLeF), el cual había estado previamente en contacto con gatos domésticos.


Actualidad 

El guepardo ha sido descrito como una especie con bajos niveles de variabilidad genética, como consecuencia de un cuello de botella demográfico 10mil a 12mil años atrás, asumiendo que sólo existen pequeñas diferencias genéticas entre las distintas subespecies descritas (Freeman et al. 2001; Driscoll et al., 2002; Sommer, 2005; Tizard, 2009). Sin embargo, Charruau et al. (2011), encontraron brechas filogeográficas relativamente grandes entre algunas de las poblaciones estudiadas, mediante el análisis de ADN mitocondrial y microsatélites, concluyendo que los guepardos son sumamente vulnerables a la extinción mundial y que se encuentran mayormente amenazados en su rango asiático, donde los últimos 70-110 individuos sobreviven en Irán, los cuales pertenecen a una población monofilética autóctona, conformada por los últimos representantes de la subespecie asiática A. j. venaticus. 

En estudios recientes del MHC, Castro-Prieto et al. (2011) utilizaron métodos moleculares de alta resolución (Polimorfismos de Conformación de Cadena Simple [SSCP], análisis, clonación y secuenciación) en 149 guepardos de Namibia para identificar la diversidad genética en los loci MHC I y MHC II-DRB. Adicionalmente, validaron la expresión de los alelos observados, investigaron la relación filogenética de los alelos del MHC para asignarlos a determinados loci, e hicieron pruebas de selección positiva (Cuadro 2).





Programas de Conservación 

La sostenibilidad de las poblaciones, principalmente en los programas de reintroducción, ha sido una consideración importante para la conservación. Es necesario el conocimiento de la especie particular, con el fin de promover la conservación de poblaciones viables a largo plazo. 

Elección de pareja y genética de poblaciones: sostenibilidad a largo plazo 
En la naturaleza, los guepardos se rigen por una estructura social dominada por las hembras, donde una hembra se aparea con machos diferentes (Gottelli et al., 2007), lo cual debe ser considerado en los programas de reproducción en cautiverio. Permitir a los animales elegir a su pareja reproductiva, puede incrementar las tasas de preñez, tamaño de camada y sobrevivencia de la misma (Cheryl et al., 2011). 

Desde el punto de vista genético, permitir la elección de la pareja por parte de los ejemplares, no está libre de riesgos, y puede producir algún problema si son elegidos los animales sobre-representados en la población. Sin embargo, muchos estudios que las hembras tienden a elegir adecuadamente en términos de su propio valor adaptativo y bajo las condiciones en que estos se encuentran viviendo. Por otro lado, tales elecciones en cautiverio podrían no resultar en el mantenimiento de la máxima diversidad genética en la población, representación del equilibrio fundador o evitar la pérdida de adaptaciones al medio ambiente silvestre, que constituyen los principales objetivos en los programas de reintroducción (Cheryl et al., 2011). 


Discusión 

Cuando un virus cambia genéticamente y vence al sistema inmune de un único individuo, las adaptaciones de este virus no necesariamente serán tan efectivas en otro individuo distinto genéticamente (Sommer, 2005; Tizard, 2009), lo que podría explicar la diversidad genética del MHC, cuya función es reconocer y presentar péptidos virales y otros agentes extraños a los linfocitos T cooperadores. 

La baja diversidad genética, particularmente en los loci del MHC, ha sido asociada con una alta susceptibilidad a enfermedades infecciosas en guepardos, lo que según O´Brien (1994) resultó en un 100% de morbilidad y 60% de mortalidad en un brote de Peritonitis Infecciosa Felina en Oregon, a mediados de los 80´s. Sin embargo, cabe destacar que esta es una enfermedad con una alta tasa de morbilidad y mortalidad incluso en gatos domésticos, que poseen una gran diversidad genética en los loci del MHC; además, este brote se dio en condiciones de cautiverio, y no se ha descrito para guepardos silvestres, de acuerdo a lo descrito por Heeney et al. (1990), Munson et al. (2004 y 2005), Thalwitzer et al. (2010) y Castro-Prieto et al. (2011). 

La degradación de hábitat y las condiciones climáticas deben ser tomadas en cuenta, ya que cada especie posee adaptaciones de acuerdo a su hábitat. Si este cambia, la transmisión de patógenos puede facilitarse debido a distintos factores, como la presencia de estos en el lugar donde los animales son alojados y la ausencia de los mismos en su rango original de distribución; cambios en la humedad o temperatura, o el hacinamiento, que no se darían de manera natural. 

Los primeros estudios del MHC en guepardos, utilizaron métodos indirectos (injertos de piel) o de baja resolución molecular para cuantificar la diversidad del MHC (Análisis de Polimorfismos en la Longitud de los Fragmentos de Restricción [RFLP] de los genes MHC I), así como métodos moleculares de alta resolución, pero con tamaños de muestra muy pequeños (análisis de secuencia de clones del MHC I en dos individuos, análisis conformacional [RSCA] de los genes del MHC II-DRB en 25 individuos; Yuhki & O’Brien 1990b; Freeman et al., 2001). Ha sido controversial hasta qué punto es relevante en la conservación la baja variabilidad genética del MHC (O’Brien, 1994; Castro-Prieto et al., 2011), esto debido a que otros genes podrían estar involucrados en la respuesta inmune. Además, de acuerdo con Tizard (2009), una misma molécula del MHC es capaz de reconocer varios patógenos distintos.

Estudios recientes de seroprevalencia y necropsias realizadas en una población silvestre de guepardos en Namibia, no muestran signos clínicos de enfermedades virales agudas; y muestran un estado general de salud adecuado (Munson et al., 2004, 2005; Thalwitzer et al., 2010); lo que sugiere que la inmunocompetencia de esta población de guepardos no está limitada por su capacidad de responder efectivamente a los cambios virales (Thalwitzer et al., 2010) y que la diferencia observada en inmunocompetencia entre los guepardos silvestres y de cautiverio, puede ser la consecuencia de un manejo inadecuado, resultando en estrés y depresión del sistema inmune (Castro-Prieto et al., 2011). 

La cría en cautiverio ha sido originalmente usada como una forma de conservación para la mayoría de las especies seriamente amenazadas, pero es ahora ampliamente usada para la restitución de las poblaciones naturales que han disminuido. En teoría, los individuos criados en cautiverio pueden acumular alelos deletéreos que podrían interferir con la recuperación de las poblaciones silvestres. Sin embargo, hasta qué punto los animales criados en cautiverio contribuyen genéticamente a la restauración de las poblaciones naturales, es todavía desconocido (Araki et al., 2007). Por otra parte, la ocupación de espacios silvestres por individuos criados en cautiverio, podría interferir con la reproducción de los animales originarios del sitio, poniéndolos en una situación de conservación peor que la actual. 

Después de analizar 171 muestras fecales, Gottelli et al. (2007) mostraron una alta tasa de paternidad múltiple en la población de guepardos, donde 43% de las camadas con más de una cría, provenían de más de un macho progenitor. Así mismo, se pudo observar que las hembras se aparean con distintos machos durante un mismo ciclo estral, y que los machos que contribuyen sustancialmente a la reproducción de la población, viven fuera del área de la hembra. La estructura social tan peculiar de esta especie, debe ser tomada en cuenta para los programas de conservación, sobre todo cuando se quiere reproducir a estos animales en cautiverio, pues los cambios en la misma pueden ser causa de estrés, lo que tendría consecuencias deletéreas en la reproducción y salud de los mismos. 

A pesar de la aparente fortaleza del sistema inmune de los guepardos silvestres de Namibia, todavía existe la duda respecto a si ésta población tiene un nivel más alto de diversidad del MHC que lo observado anteriormente o que lo reportado para otras poblaciones de guepardos (Yuhki & O’Brien 1990b), o si el guepardo, en su medio ambiente natural representa un ejemplo de una especie con baja variabilidad del MHC y además de esto, baja susceptibilidad a enfermedades (Castro-Prieto et al., 2011), o si es simplemente una adaptación a los patógenos de su distribución original, lo que los haría más susceptibles a nuevos organismos al ser trasladados a otros sitios. El papel que juega el estrés en las enfermedades en muchas especies, debería ser también considerado. 

Cheryl et al. (2011) describen la importancia de nuevas prácticas de manejo reproductivo para las poblaciones de cautiverio, dentro de las cuales se debe considerar la biología propia de la especie; así mismo, sugieren se permita la elección de pareja por parte de los individuos a reproducir, un criterio muy importante en el éxito reproductivo, ya que aun teniendo la mayor variabilidad genética posible, si los animales no se reproducen, no puede existir un programa de conservación. Por otro lado, promover el conocimiento genético de los animales que ingresarán al programa, solucionaría en parte el problema que una baja diversidad genética pueda causar, introduciendo la mayor diversidad genética posible sin llegar a afectar a la población.


Conclusiones 

En relación a lo discutido anteriormente se puede concluir:
  • Aunque el MHC es uno de los factores más importantes que ayudan a regular la respuesta del sistema inmune a distintos patógenos, la genética de la conservación debería enfocarse también en el resto de los genes, que podrían estar jugando un papel muy importante en la respuesta inmune de los guepardo.
  • Una mayor incidencia de enfermedades en cautiverio pueden deberse a un manejo inadecuado más que a una baja variabilidad del MHC, tal como grupos de cría con pocos machos, o una alimentación inadecuada, estrés, entre otros. Por otro lado, la elevada heterocigosidad, podría estar influyendo en la alta tasa de enfermedades desarrolladas en cautiverio, aunque por causa de genes distintos a los del MHC.
  • Es importante realizar estudios de variabilidad genética y susceptibilidad a enfermedades en poblaciones silvestres, ya que éstas pueden diferir enormemente de las cautivas, en las que se basan la mayoría de estudios del MHC y de patologías que afectan a los guepardos.
  • Los programas actuales de reproducción en cautiverio están implementando nuevas técnicas que podrían beneficiar las tasas de éxito reproductivo y supervivencia a largo plazo, y por lo tanto la conservación de la especie. 
  • Introducir animales de genética conocida y diversa a los programas de reproducción en cautiverio, sería de gran ayuda para incrementar dentro de lo posible la genética de estas poblaciones, y por consiguiente la de las poblaciones silvestres en donde estos serán reintroducidos.

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octubre 28, 2011

Dermatitis atópica en un mono capuchino (Cebus capucinus)


Atopic dermatitis in a capuchin monkey (Cebus capucinus)

Barrueta Acevedo, F.M


Resumen

La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad inflamatoria y algunas veces crónica, de la piel, caracterizada por xerosis, prurito y lesiones eritematosas con incrementada pérdida de agua transepidérmica. Se han visto variantes en los genes que regulan la integridad de la barrera epidérmica y han mostrado que están asociadas o ligadas con DA. Hay muchos factores medioambientales que se han asociado con DA, incluyendo la exposición a los ácaros del polvo y alérgenos alimenticios. El presente artículo describe un caso de dermatitis atópica en una hembra de mono capuchino, su tratamiento y evolución.

Palabras clave: Dermatitis atópica, alérgenos, mono capuchino, Cebus capucinus.


Abstract

Atopic dermatitis (AD) is sometimes a chronic, inflammatory disease of the skin, which is characterized by xerosis, pruritus, and erythematous lesions with increased transepidermal water loss. Variants in genes that regulating the integrity of the epidermal barrier have been saw and have shown that they are associated or linked with AD. There are many environmental factors that have been associated with AD, including exposure to house dust mites and food allergens. That article describes the case of atopic dermatitis in a female capuchin monkey, its treatment and improvement.

Key words: Atopic dermatitis, allergens, capuchin monkey, Cebus capucinus.


Introducción

La piel y las mucosas por estar en la interfase con el ambiente es el lugar donde se localizan e interaccionan el sistema inmune innato y adaptado. En los pacientes con dermatitis atópica existen diversos defectos en este sistema inmune innato que están involucrados en su desarrollo.

La dermatitis atópica (DA) es una dermatosis inflamatoria, prurítica, de curso crónico, caracterizada por el desarrollo de lesiones de eczema con un patrón de distribución característico que afecta a individuos que presentan una hiperreactividad cutánea frente a diversos factores ambientales que son inocuos para los individuos no atópicos. Los pacientes atópicos a menudo presentan niveles séricos de IgE elevados.


Epidemiología

La dermatitis atópica afecta con mayor frecuencia a los animales jóvenes, pero puede afectar en la edad adulta. Las características clínicas varían según la edad de afectación. El eczema atópico suele tener un curso crónico y en modo de brotes, mejorando en la mayoría de los pacientes con la edad.


Genética, inmunidad y patogenia

La dermatitis atópica es una enfermedad multifactorial, a la que se han asociado algunos factores genéticos. Resulta por lo tanto, de la interacción entre diversos genes y factores ambientales. 

La mayoría de los estudios genéticos de la atopia se orientaron inicialmente a los mecanismos inmunes, que característicamente muestran un predominio de reacciones Th2 con producción de niveles elevados de IgE. Más recientemente se han estudiado genes involucrados en la inmunidad, inflamación, infección y la función barrera cutánea. Si bien los genes pueden ser categorizados en relación a su lugar funcional primario, existe una interacción muy significativa entre la inmunidad cutánea (tanto innata como adquirida) y la función de barrera, que juega un papel fundamental  en el control  de la entrada de alérgenos y agentes infecciosos.

Tabla 1. Factores genéticos involucrados en la dermatitis atópica


El sistema inmune innato cutáneo está compuesto por tres componentes principales:

  1.  Barrera anatómica/física (estrato córneo y  uniones intercelulares).
  2. Celular (células de presentación antigénica, queratinocitos, mastocitos y polimorfonucleares).
  3. Elementos secretorios (péptidos antimicrobianos (AMP), citocinas y quimiocinas).
Las alteraciones en la función barrera son un factor determinante en el desarrollo de la dermatitis atópica, permitiendo la entrada de alérgenos a través de la piel. La función barrera se encuentra en las porciones inferiores del estrato córneo, constituida por queratinocitos diferenciados (corneocitos) unidos entre sí por los corneodesmosomas. La hiperactividad de las proteasas epidérmicas y exógenas (producidas por el Staphylococcus aureus y por el ácaro del polvo entre otros) provoca una ruptura de los corneodesmosomas, permitiendo la entrada de alérgenos, que son captados por las células de Langerhans y presentados a los linfocitos T.
Fig. 1. Defectos en la función barrera en la dermatitis atópica. (Cork, 2009)

Tras el contacto con la piel, los alérgenos son presentados a las células T indiferenciadas (Th0) en el ganglio linfático, por parte de las células  de Langerhans. Como respuesta a  la presentación antigénica, las células Th (Linfocitos T cooperadores)  pueden producir dos patrones de citocinas diferentes que dividen a los linfocitos T en dos subgrupos, los Th1 y los Th2. Las citocinas inflamatorias involucradas en las respuestas alérgicas son producidas especialmente por el subgrupo de células Th2, mientras que las citocinas producidas por las células Th1 tienden a antagonizar las respuestas inflamatorias alérgicas.  El predominio de la respuesta de células Th2 viene determinado por varios factores, entre los que se incluyen el aumento de producción de IL-4, la baja producción de IL-12 por parte de las células de Langerhans y factores producidos por las células epidérmicas.


Tabla 2. Inmunidad innata cutánea y defectos relacionados en los pacientes con dermatitis atópica


Los Th2 producen varias citocinas como la  interleucina 4 y la IL 13, que son potentes estimuladores de la producción de IgE y la interleucina 5 que es necesaria para el crecimiento y diferenciación de eosinófilos. Los linfocitos Th1 son producidos en presencia de niveles altos de IL-12 y producen interleucina 2, interferon γ factor de necrosis tumoral alfa, linfotoxina, y otras citocinas que promueven las respuestas inmunes contra los patógenos intracelulares e inhiben la síntesis de IgE por parte de las células B.

En las lesiones cutáneas de dermatitis atópica se encuentra un predominio de linfocitos Th2, lo cual produciría una producción aumentada de interleucina 4  y de IgE, lo que caracteriza a las fases agudas de  la enfermedad.

Existen diversas evidencias que sugieren que las alteraciones inmunes sean uno de los componentes fundamentales de la dermatitis atópica, estos incluyen alteraciones de las poblaciones de linfocitos T, de las células de Langerhans, niveles de IgE elevados y el desarrollo de infecciones cutáneas.

Alteración en las subpoblaciones de linfocitos T
Diversos estudios han demostrado que las reacciones inflamatorias presentes en los individuos con atopia están determinadas por una proliferación de linfocitos T cooperadores de clase Th2. En general, cuando se  entra en contacto con diversos alérgenos (derivados del polen, ácaros, etc.) los adultos y crías sin atopia desencadenan una reacción inmune de baja intensidad, con producción  de anticuerpos con especificidad para el alérgeno de clase IgG1 e IgG4 e "in vitro" sus células T responden al contacto con el alérgeno con una respuesta de células T cooperadoras del tipo Th1, con producción de interferón-γ e interleucina 2.

Los individuos con atopia, por el contrario, cuando entran en contacto con los alérgenos producen una respuesta con formación de anticuerpos de clase IgE, y la exposición a los alérgenos de las células T de estos in vitro, provoca una respuesta de células T cooperadoras del tipo Th2, con producción de interleucina 4, 5 y 13. Este predominio de células Th2  que se observa en los atópicos estaría determinado por factores genéticos y ambientales, requiriendo para su desarrollo, además de esta predisposición, la existencia de alteraciones en la piel y de factores desencadenantes.

En las lesiones agudas de dermatitis atópica, caracterizadas por lesiones de eczema, edema y vesiculación, existe un predominio de células Th2, pero en las lesiones crónicas con engrosamiento cutáneo y liquenificación, existe un cambio en el tipo de infiltrado con predominio de células Th1.

Fig. 2. Alteración de las subpoblaciones de linfocitos T en la dermatitis atópica. (Cork, 2009).



Niveles de IgE 

La mayoría de pacientes con dermatitis atópica tiene niveles séricos de IgE elevados. Estos niveles son probablemente debidos a la mayor producción por los linfocitos B, regulados por la secreción de citocinas de los linfocitos Th2. Los anticuerpos de clase IgE se unen a mastocitos y basófilos induciendo una marcada activación celular y la liberación de varios mediadores, tales como histamina, triptasa, leucotrienos, prostaglandinas, quininas, etc, que son responsables de la respuesta inflamatoria.


Es también frecuente encontrar en los pacientes con dermatitis atópica positividad a diversos alérgenos utilizados en las intradermoreacciones (por ejemplo, tuberculina). Estos datos sugieren que las alteraciones inmunes estarían centradas en reacciones de hipersensibilidad tipo I (mediadas por IgE). No obstante, es también evidente que las características inmunohistológicas de la dermatitis atópica son más afines con las de una reacción de hipersensibilidad de tipo IV que de tipo I. 

Papel de las células de Langerhans 
Las células de Langerhans son células de presentación antigénica que están presentes en la epidermis y dermis. Tienen como función la captación, procesamiento y presentación de antígenos a los linfocitos T. En los pacientes con dermatitis atópica se ha demostrado que las células de Langerhans tienen en su superficie una alta expresión del receptor para la IgE. Además, las células de Langerhans en los atópicos estimularían a los linfocitos T indiferenciados y de memoria hacia un patrón de secreción de citocinas característico de Th2. Estos hallazgos sugieren el posible mecanismo por el cual la IgE puede contribuir a las alteraciones de la inmunidad celular y al desarrollo de las lesiones de eczema. 

Infecciones cutáneas 
La alteración en el sistema inmune innato de los atópicos es responsable de la colonización por Staphylococcus aureus, que está presente en el 90% de las lesiones cutáneas de atopia. Un gran porcentaje de estos estafilococos (50%) es productor de exotoxinas (enterotoxina A, B y toxina del síndrome del shock tóxico tipo 1), que actúan como superantígenos y pueden provocar una activación marcada de los linfocitos T y de los macrófagos. Asimismo los antígenos estafilocócicos podrían inducir la secreción de citocinas con perfil de Th2. También se ha demostrado que los estafilococos productores de superantígenos podrían inducir una resistencia a los tratamientos con corticoides, reduciendo su eficacia. 

Mecanismo del prurito 
El síntoma más importante de la dermatitis atópica es el prurito persistente que altera la calidad de vida de los pacientes. El prurito en la dermatitis atópica puede estar relacionado con la piel xerótica y probablemente no está relacionado con la liberación de mediadores por parte de los mastocitos. La epidermis está invervada por terminaciones nerviosas sensitivas asociadas a los queratinocitos y células de Langerhans. Estudios recientes han demostrado que tras la estimulacion, los queratinocitos son capaces de liberar mediadores involucrados en la regulación de la sensación de prurito. La ausencia de efecto de los antihistaminicos en la mayoría de los casos, sugiere que la histamina no tenga un rol muy importante en su producción, o en la producción de la mayoría de los casos. 

Autoinmunidad en la dermatitis atópica 
Además de desarrollar anticuerpos de clase IgE frente a alérgenos alimentarios y aeroalérgenos, los pacientes con dermatitis atópica desarrollan anticuerpos contra proteínas de los queratinocitos y de las células endoteliales que están presentes en alrededor del 25% de los afectados. Estos hallazgos sugieren que la dermatitis atópica está en la frontera entre una enfermedad alérgica y una enfermedad autoinmune.


Clínica

Las características clínicas de la dermatitis atópica son variables en relación con la edad. Estas incluyen: 

Prurito 
Este es uno de los hallazgos más importantes y constantes de la atopia. El prurito de los atópicos es intenso y generalmente cursa con brotes. El prurito hace que los pacientes se autoinduzcan lesiones por el rascado. Si bien la causa del prurito no está bien determinada, parece ser debida a la liberación de mediadores inflamatorios y citocinas. 

Eczema 
Las lesiones de eczema pueden ser agudas y crónicas. Las lesiones agudas se caracterizan por máculas, pápulas y placas eritematosas, vesiculosas, exudativas y muy pruriginosas. El rascado y las escoriaciones repetidas dan lugar a las lesiones crónicas, que se caracterizan por acompañarse de marcado engrosamiento cutáneo con evidente liquenificación y presencia de pápulas secas y fibrosas. 

La distribución de las lesiones varía según la edad. En las crías existe una tendencia hacia la mayor afectación de cara y cuello, y a medida que el animal se va haciendo adulto, las lesiones tienden a localizarse en las caras de extensión de las extremidades. 

Histológicamente, las lesiones de eczema agudo se caracterizan por la presencia de espongiosis e infiltrado dérmico inflamatorio de predominio linfocitario. En las lesiones de eczema crónico existe una acantosis epidérmica con marcada hiperqueratosis y moderada o discreta espongiosis, observándose en la dermis la existencia de infiltrado inflamatorio linfocítico con marcada presencia de eosinófilos y mastocitos. 

Liquenificación 
Es característica la observación de lesiones cutáneas liquenificadas, consistiendo en placas poco delimitadas en las que existe un engrosamiento cutáneo con marcada visualización de los pliegues y líneas cutáneas. 

Prurigo 
Pequeñas pápulas con una discreta vesícula, con marcada excoriación que son resultado del rascado vigoroso. 

Dermatitis exfoliativa 
En casos de atopia extensa pueden mostrarse clínicamente como una dermatitis exfoliativa generalizada, teniéndose que incluir en el diagnóstico diferencial de las eritrodermias. 

Diagnóstico 

El diagnóstico de dermatitis atópica es en ocasiones complicado de establecer y de diferenciar de otras patologías. En la medicina humana, existen diferentes tablas de orientación diagnóstica. Sin embargo, en el caso de la medicina veterinaria, el diagnóstico se basa más en la exclusión de otras patologías subyacentes. 

Diagnóstico diferencial 

El diagnóstico diferencial debe realizarse con otras entidades como la dermatitis seborreica, psoriasis, infecciones fúngicas, dermatitis alérgica por contacto y con un grupo de síndromes complejos que asocian lesiones semejantes a la dermatitis atópica. 

Tratamiento 

El tratamiento de la dermatitis atópica requiere un enfoque multifactorial y dirigido a los factores que están involucrados en el desarrollo de las lesiones cutáneas. Debe extremarse el cuidado de la piel, evitando los factores irritantes no específicos que están involucrados en el desarrollo de los brotes de atopia. 

Xerosis cutánea 
Deben extremarse las medidas de hidratación mediante la utilización de cremas emolientes o vaselina. En los pacientes con dermatitis atópica es importante mantener una buena higiene del sitio donde estos se encuentran. 

Inflamación 
Los corticoides representan la medicación más útil para controlar las reacciones inflamatorias que están presentes en los pacientes atópicos. En pacientes con enfermedad resistente a los corticoides pueden utilizarse otros agentes como inhibidores tópicos de la calcineurina (pimecrolimus y tacrolimus), fotoquimioterapia, ciclosporina, azatioprina o interferon. 

La administración tópica o sistémica de corticoides constituye la terapéutica más eficaz como agente antiinflamatorio, tanto en la fase aguda como crónica de la enfermedad. Los corticoides inhiben la activación de múltiples proteínas y citocinas inflamatorias. La administración sistémica es muy útil para controlar la fase aguda o exacerbaciones extensas de la enfermedad, pero su utilización debe evitarse en una enfermedad de curso crónico, ya que existen múltiples efectos secundarios producidos por su utilización continuada, incluyendo aumento de peso, cataratas, osteopenia, síndrome de Cushing, etc. La administración tópica es también útil en el control de la enfermedad pero su uso continuado puede producir la aparición de atrofia cutánea y efectos sistémicos, por lo que una vez se consigue el control de las lesiones debe reducirse la frecuencia de su utilización. 

El Tacrolimus y el pimecrolimus son inhibidores de la activación de las células T y se ha demostrado que su aplicación tópica es útil en el tratamiento de las lesiones de dermatitis atópica, estando indicada su utilización en períodos cortos de tiempo en pacientes que no responden a tratamientos habituales.

Otros tratamientos inmunosupresores, como la fotoquimioterapia, bien con UVB o PUVA son útiles en el tratamiento de la dermatitis atópica y suelen permitir una reducción en la utilización de corticoides.

La ciclosporina es una medicación inmunosupresora utilizada en la prevención del rechazo de trasplantes. Actúa por medio de la inhibición de la respuesta mediada por los linfocitos T, reduciendo el patrón de secreción de citocinas Th2 presente en los atópicos, su utilización obtiene unas respuestas rápidas y eficaces, pero debe limitarse su uso debido a los efectos nefrotóxicos que puede presentar.

La azatioprina también es un inmunosupresor utilizado en la prevención del rechazo de trasplantes y en el tratamiento de las enfermedades ampulosas. Su utilización debe ser cautelosa debido a los efectos secundarios hematológicos que puede presentar. 

Infección cutánea 
La presencia de Stafilococcus aureus en la piel de la mayoría de los pacientes con dermatitis atópica y su papel patogénico en el desarrollo de las lesiones de eczema, sugiere que la administración de antibióticos pueda ser útil en el control de los brotes de dermatitis atópica. Los pacientes con dermatitis atópica también presentan con mayor frecuencia complicaciones infecciosas bacterianas, fúngicas y víricas tales como Molluscum contagiosum o por virus del herpes y, además, estas infecciones tienden a ser más extensas con múltiples elementos de Molluscum o lesiones de herpes generalizado (eczema herpeticum o erupción de Kaposi-Juliusberg), que deben ser tratadas de forma precoz. 

Prurito 
La patogenia del prurito en la dermatitis atópica no está bien establecida. La utilización de antihistamínicos, especialmente los anti H1, como la hidroxicina, es útil, especialmente por el efecto sedante que presenta, pero su utilización no parece alterar el curso de la enfermedad. 

Identificar y reducir los factores desencadenantes e irritantes 
La realización de una historia clínica detallada puede ayudar a identificar los factores, las mediciones de IgE específica para ciertos alérgenos puede ser útil en la identificación de los mismos. 

Material y métodos 

Se presenta al Hospital Veterinario del Parque Zoológico Nacional La Aurora, hembra adulta de mono capuchino (Cebus capucinus) por presentar inflamación facial severa, eczema y lesiones altamente pruriginosas, de 2 días de evolución. Al examen físico se observa al ejemplar en buena condición corporal, con constantes fisiológicas normales. Se toma muestra para cultivo y se envía muestra sanguínea para descartar proceso sistémico.

Fig. 3. Lesiones cutáneas e inflamación facial.


Fig. 4. Lesiones cutáneas e inflamación facial. Detalle.


Fig. 5. Lesiones cutáneas, vista lateral.


Resultados
Tabla 3. Hemograma.

Los hallazgos del hemograma muestran una neutropenia relativa con linfocitosis absoluta y relativa y una trombocitopenia severa. No se observa alteración en la química sanguínea. Se decide medicar al paciente con clorfeniramina, con lo que se observa  mejoría. 

El resultado bacteriológico sugiere la presencia de Staphylococcus aureus como agente causal de la dermatitis, y el antibiograma señala susceptibilidad de este a enrofloxacina, por lo que se inicia el tratamiento con esta. Durante la siguiente semana se observa la evolución del caso, con gran mejoría tras la administración de antibiótico.


Discusión y conclusiones


La dermatitis atópica es una enfermedad multifactorial, resultante de la interacción de muchos genes con factores medioambientales. La identificación de variantes en tres grupos de genes que integran la barrera epidérmica en pacientes con dermatitis atópica, sugiere que, en la mayoría de los casos existe un evento inicial que desencadena la enfermedad, el cual generalmente se presenta en animales jóvenes.

El entendimiento de las interacciones genéticas y medioambientales en el desarrollo de la dermatitis atópica, puede sugerir el uso precavido de ciertas sustancias que podrían dañar la barrera epidérmica.

La colonización con Staphylococcus aureus es común en muchas especies animales y puede agravar la dermatitis. Sin embargo, el uso de antibióticos tópicos no ha mostrado beneficios significativos en los casos de dermatitis atópica, y puede crear resistencia bacteriana. Estos tratamientos, junto con antiinflamatorios se deben reservar para casos muy severos de infección por S. aureus.

Es posible que en este caso la presencia de estrés crónico haya sido un factor desencadenante de la dermatitis, ya que la debilitación del sistema inmune pudo favorecer la proliferación de Staphylococcus aureus.


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