Barrueta-Acevedo, F.M.
Introducción
La
leishmaniosis es una enfermedad de carácter reemergente, causada por
diferentes especies de parástios tripanosomatídeos del género
Leishmania
(Valdemar et al, 2008).
Estos
parásitos son transmitidos por la picadura de la hembra de un
pequeño díptero nematócero de la subfamilia Phlebotominae
(Psychodidae) de distintos géneros (Salomón et al, 2001). Es
un problema
de salud pública en los países en vías de desarrollo, aunque el
aumento del turismo ecológico ha extendido este problema a los
países desarrollados (Jaramillo-Antillón et al, 2009).
Comprende
cuatro formas clínicas de presentación: visceral (Kala azar),
cutánea, mucocutánea y dérmica post Kala-azar (Lloveras et al,
2011). Se estima que en el mundo hay 12 millones de infectados y 350
millones de personas con riesgo de
contraer la infección (Salomón et al, 2001). Cada especie de
Leishmania
tiene
un perfil epidemiológico con diferentes vectores, hospederos
reservorios y distribución geográfica (Cortés & Fernández,
2008).
La
leishmaniosis es de notificación obligatoria al Ministerio de Salud
desde 1983. Actualmente es de notificación colectiva o sea, se
incluye el total de casos por sexo, grupos de edad y cantón. En los
últimos 8 años se ha mantenido entre las diez primeras enfermedades
de reporte obligatorio. Su incidencia ha aumentado de 10,5 x cien mil
habitantes en el 2001, a 41,6 en el 2007 (Jaramillo-Antillón et al,
2009).
La
mayoría de los factores ambientales que afectan la epidemiología de
varias leishmaniosis son pobremente conocidos. El estudio del
comportamiento de los hábitos alimentarios de Lutzomyia
y
de los factores que influyen sobre ellos, resultan de gran
importancia y contribuyen a la comprensión de la epidemiología de
las leishmaniasis (Cortés & Fernández, 2008).
Agentes
Todos
los parásitos del género Leishmania
son
parásitos intracelulares obligados que infectan las células del
sistema fagocítico mononuclear de sus hospederos vertebrados,
en los cuales existen como amastigotes intracelulares no móviles.
Dentro de los insectos que actúan como vectores, existen como
promastigotes extracelulares móviles. Para sobrevivir exitosamente y
multiplicarse dentro de estos dos ambientes biológicos tan diversos,
los parásitos deben sufrir profundas adaptaciones bioquímicas y
morfológicas (Alexander et al, 1999).
Dentro
de las especies comunes de Leishmania
spp,
en Costa
Rica se ha encontrado, el Subgénero Viannia,
dos especies muy importantes: L
(V.) panamensis,
la más frecuente y la L.
(V.) braziliensis,
como causantes de la leishmaniosis
cutánea y muco-cutánea (Jaramillo-Antillón et al, 2009).
Vectores
Los
vectores de la leishmaniasis son miembros del orden diptera, de la
familia Psychodidae, subfamilia Phlebotominae. Tienen una amplia
distribución en los países americanos de la zona tropical y
subtropical. Existen más de 700 especies en el mundo (Valderrama et
al, 2008). Todas las leishmaniasis son transmitidas al hombre por la
picadura de especies del género Lutzomyia
en el Nuevo Mundo, y Phlebotomus
en el Viejo Mundo. Los flebótomos del género Lutzomyia
son
insectos pequeños, con muy poca capacidad de vuelo; los adultos
tienen un rango de tamaño entre 1.5 y 3.5mm. (Cortés &
Fernández, 2008). Los Phlebotomus
son
un género de dípteros nematóceros de la familia Psychondidae;
conocidos como jejenes de moscas de arena, son habitantes de las
regiones mediterráneas y tropicales (Dvorak
et al, 2006).
Algunas
especies de flebótomos que antes presentaban un comportamiento
silvestre se han encontrado dentro de habitaciones humanas, en
plantaciones y en zonas forestales, lo cual demuestra que se
encuentran en un proceso de adaptación a las modificaciones
provocadas por el ser humano (Cortés & Fernández, 2008).
El
vector más importante de la leishmaniosis visceral americana. Lu.
longipalpis se
encuentra primariamente en zonas secas, semiáridas y se ha detectado
desde México hasta Argentina. En relación a los vectores de la
leishmaniosis cutánea en Costa Rica, L.
(V) panamensis,
se aisló en tres ocasiones: en dos especies de mosquitos vectores,
Lutzomyia
ylephiletor y
en uno en Lutzomyia
trapidoi.
Por su abundancia, presencia en casi todas las zonas del país y
hábitos antropófilos, L
ylephiletor,
sería el principal vector en Costa Rica. Lutzomyia
longipalpis se
ha asociados con la transmisión de dos formas clínicas de
leishmaniosis producida por el mismo parásito, una forma cutánea
papular o nodular, no ulcerada, y la forma visceral, principalmente
en niños pequeños (Jaramillo-Antillón et al, 2009).
El
conocimiento de los flebótomos de Centro América es de gran
importanica para el modelaje de la leishmaniosis. En la
distribución geográfica de los flebótomos de Centro
América, se indica la presencia de más de 25 especies de
Phlebotomus
en Costa Rica (Rosabal, 1966).
Reservorios
Los
reservorios de Leishmania
son principalmente los caninos domésticos (Valderrama et al, 2008) y
otros animales silvestres que albergan el parásito, lo cual permite
que los vectores se infecten a partir de ellos y persista el ciclo de
transmisión (Sierra et al, 2006).
Dentro
de los principales reservorios de esta enfermedad, conocidos en Costa
Rica, se encuentran
los perezosos (Bradypus
griseus),
con 3.5% de infección, y Choloepus
hoffmani, con
3.1%, en los que se ha detectado L.
panamensis.
El perezoso de tres dedos B.
griseus es
más abundante en las partes bajas y húmedas del país, como la zona
del Caribe y parte sur del Pacífico. El de dos dedos, C.
hoffmani es
más abundante en las zonas más altas; aunque las dos especies viven
en ambos ambientes. Ambos son muy abundantes en zonas con mucha
humedad. Ninguna de las dos especies habita la parte con estación
seca muy pronunciada que comprende el noroeste del país, incluyendo
la península de Nicoya. Se ha aislado L
panamensis,
en una especie de ratón silvestre, Heteromys
desmarestianus (Jaramillo-Antillón
et al, 2009).
Variables
ambientales que pueden favorecer el ciclo de Leishmania
Factores
favorables para los vectores
La
presencia de algunos vectores ha estado relacionada a distintos
factores medioambientales, entre los que se encuentran:
→ Precipitación
pluvial <6500mm
– 2700mm.
→ Temperatura
media de 20-35°C.
→ Humedad
relativa de 36-90%.
→ Zona
de vida/ vegetación. Bosque húmedo tropical, bosque muy húmedo
tropical premontano, bosque perennifolio tropical y sub perennifolio
tropical, áreas de cultivos, plantaciones de café, sabanas, zonas
secas y semiáridas, vegetación secundaria pionera y zonas
intervenidas muy deforestadas.
→ Troncos
de árboles, árboles ahuecados y madrigueras a nivel selvático.
Factores
favorables para los reservorios silvestres
Las
poblaciones de mamíferos reservorios, al igual que la del resto de
los animales, se ve favorecida por una combinación de variables
ambientales, propias de cada especie.
Choloepus
hoffmanni
→ Bosques
secos
→ Bosques
húmedos
→ Bosques
riparios
→ Bosques
secundarios viejos
→ Mucha
humedad
Bradypus
griseus
→ Mucha
humedad
Heteromys
desmarestianus
→ Bosque
nuboso
Bradypus
spp.
→ Selva
siempre verde
→ Áreas
naturales profundamente perturbadas
Patogenia
y signos clínicos
El
período de incubación de esta enfermedad varía de algunos días a
semanas o meses. Se inicia con una lesión eritematosa y papular,
única o múltiple, localizada habitualmente en las áreas expuestas
de la piel. Las lesiones progresan a papulovesícula, papulocostra y
por último a una úlcera, o una lesión verrugosa u otros aspectos
clínicos menos frecuentes (Hernández, 2006).
Las
manifestaciones clínicas son variables y dependen de
una compleja interacción entre la estructura antigénica, las
características patogénicas del parásito y el sistema inmune del
huésped. La enfermedad tiene cuatro formas clínicas: visceral (Kala
azar), cutánea, mucocutánea y dérmica post kala-azar, causadas por
diferentes especies de Leishmania
(Lloveras
et al, 2011).
Cuando
el desarrollo intracelular de los amastigotos queda localizado en los
macrófagos, en el sitio de inoculación se liberan varias
citoquinas, generándose una reacción celular, y se presenta la
leishmaniosis cutánea localizada. Si los amastigotos se van a otros
sitios, a través de los vasos linfáticos, se da la leishmaniosis
linfangítica. Si esta diseminación es por la vía hematógena, se
produce la leishmaniosis diseminada no anérgica. Por diseminación
hematógena, ocurre también la leishmaniosis de la mucosa y la
cutáneo-mucosa. Esta forma clínica, se ha encontrado con una
frecuencia 1.7 veces mayor en el hombre y es cuatro veces más
frecuente en personas que tienen más de 4 meses de la enfermedad,
comparado con los que reportan tener una duración menor
(Jaramillo-Antillón et al, 2009).
Las
lesiones cutáneas de la leishmaniasis pueden ser únicas o múltiples
y se presentan, en general, como úlceras de bordes elevados,
indoloras, de fondo granuloso que pueden o no estar cubiertas por un
exudado. Pueden cicatrizar espontáneamente en el término de semanas
o meses, o persistir durante un año o más. También se pueden
presentar como formas vegetantes, verrugosas, o en placas (Lloveras
et al, 2011).
La
leishmaniosis cutánea atípica, es una manifestación cutánea de la
leishmaniosis visceral, se caracteriza por la presencia de nódulos o
placas, con un halo claro, de predominio en la cara, en extremidades
o en el tórax, que no se ulceran y son pobres en parásitos. En la
leishmaniosis cutánea primitiva difusa anérgica, frecuente en
América del Sur, existe una deficiencia selectiva del linfocito T,
lo que hace al paciente incapaz de destruir los parásitos dentro de
los macrófagos; hay una riqueza de parásitos y una reacción
negativa a la leishmanina. Este tipo de leishmaniosis, no se ha
reportado en Costa Rica (Jaramillo-Antillón et al, 2009).
Situación
epidemiológica en Costa Rica
En
Costa Rica, esta parasitosis se presenta con mayor prevalencia
en zonas boscosas. Sin embargo, los casos se distribuyen por todo el
país, siendo una excepción la provincia de Guanacaste, en donde se
presentan casos solamente en La Cruz. En esta provincia no hay bosque
húmedo, por lo tanto, no se encuentran los reservorios ni los
vectores para la Leishmania
(V.) panamensis,
que es la más prevalente en Costa Rica (Jaramillo-Antillón et al,
2009).
Distribución geográfica de los casos clínicos reportados en Costa Rica para el año 2009 |
Discusión
Los
casos reportados fueron obtenidos de los diagnósticos realizados en
los diferentes EBAIS a nivel nacional, pero el hecho de que se
reporten en un cantón determinado un número de casos, no significa
que la enfermedad fue adquirida en el mismo. La transmisión urbana
ya se ha documentado entre la población local, en otros países.
Algunos indicadores que sugieren esta situación en Costa Rica, son
la deforestación agravada desde hace muchos años en los alrededores
de las viviendas, y la captura repetida de hembras de Lutzomyia
grávidas
y con ingesta reciente de sangre dentro de las mismas. Esto sucede
solo en regiones rodeadas de bosque. El aumento en la prevalencia de
la leishmaniosis, se ha atribuido a varios factores, como migraciones
de la población como fuerza de trabajo y el desarrollo de proyectos
agroindustriales, urbanizaciones de crecimiento rápido y no
planificadas; migración masiva rural-urbana y cambios producidos por
el hombre en el medio ambiente (construcción de represas, sistemas
de irrigación), incrementando el riesgo para las personas no inmunes
en las áreas endémicas (Jaramillo-Antillón et al, 2009).
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