Introducción
La piel, tejido mucocutáneo, plumaje, pico y uñas deben ser examinadas con sumo cuidado. La piel de las aves es generalmente delgada y transparente, en contraste con la de los mamíferos. La acumulación de escamas y costras en las piernas, patas y cere puede indicar infección bacteriana, viral, fúngica o parasitaria. Las costras o inflamaciones que involucran la piel o las membranas mucosas pueden indicar neoplasia, granulomas bacterianos o lesiones inducidas por virus. La pérdida, deformación o alteración del color de las plumas o la ruptura de plumas sangrantes podría ser el resultado de una infección bacteriana, viral, fúngica o parasitaria, así como trauma por enfermedad nutricional. En algunas especies, tales como las cacatúas o los loros grises africanos la presencia o ausencia de polvo sobre el pico, piernas, pies y uñas, puede proveer información concerniente a la función adecuada de las plumas. Se pueden aislar e identificar microscópicamente, ácaros presentes en las plumas.
Debe examinarse el pico y las uñas en busca de deformidades, fisuras, fracturas o exfoliaciones. Una patología del pico puede resultar en una mala prehensión del alimento, con la consecuente malnutrición. Un daño en las uñas podría resultar en cojera.
Todos los orificios corporales (ojos, meatos auditivos externos, narinas, cavidad oral y cloaca) deben ser evaluados en busca de descargas, masas, cuerpos extraños, úlceras y placas. Descarga ocular puede ser vista en casos de calmidiosis, infecciones bacterianas, virales o parasitarias, o en casos de micoplasmosis, entre otros. Escamas y masas perioculares y placas orales, son visibles en algunas infecciones por poxvirus. Las placas orales aisladas pueden ser ocasionadas por infecciones bacterianas, virales o parasitarias, así como por quemaduras, trauma y deficiencia de vitamina A. La necrosis del paladar o la lengua puede ser observada en algunas aves con enfermedad del pico y las plumas de los psitácidos.
La suciedad de la cloaca puede indicar enfermedad entérica o disfunción de la cloaca. Por otro lado, la decoloración amarillenta o verdosa de uratos puede sugerir enfermedad hepática o intestinal. En el caso de los loros Amazonas, las masas en cloaca pueden representar papilomas, frecuentemente acompañados por prolapso cloacal. A pesar de que la patología auditiva es rara, especialemente en loros, el meato auditivo externo debe ser examinado siempre.
Si se cree conveniente, se deben tomar hisopados de la hendidura coanal y la cloaca para cultivo microbiológico, antes de continuar con la necropsia. Tras una breve inspección externa, las plumas deben humedecerse con agua jabonosa para reducir el polvo de las plumas y otros desechos. Las plumas pueden ser removidas posterior a este procedimiento, para evaluar patologías cutáneas, tal como laceraciones o hemorragias. Retirar las plumas de las áreas ventral cervical, torácica y abdominal, facilitará la disección y evitará que se oculten lesiones internas.
El examen de necropsia es una parte integral de la clínica de aves. A menudo es llevada a cabo cuando se desea determinar la causa de una muerte inesperada. Sin embargo, un examen post mortem sistemático y exhaustivo puede ser útil para confirmar un diagnóstico clínico, identificar un agente etiológico, explicar un proceso que no responde a los tratamientos aplicados, o revelar causas desconocidas de una enfermedad. La integración de los hallazgos de necropsia con los signos clínicos y los resultados de laboratorio incrementará el entendimiento clínico de la enfermedad y mejorara las habilidades del clínico que lo realiza. Adicionalmente, la necropsia puede confirmar la interpretación radiográfica y fortalecer la anatomía aplicada, mejorando las habilidades quirúrgicas.
El procedimiento de necropsia es relativamente sencillo que debería seguir un protocolo escrito, con la finalidad de minimizar la omisión de lesiones importantes. El presente artículo enfatiza la técnica en psitácidos, por lo que de tratarse de otra especie, las variaciones anatómicas deben tomarse en cuenta.
Una gran cantidad de información suele obtenerse mediante una aproximación sistemática y el uso de métodos diagnósticos auxiliares, para establecer un diagnóstico definitivo. Dentro de estos métodos se incluyen: histopatología, patología clínica, microbiología, parasitología y toxicología.
Es importante contar con la mayor cantidad de fuentes de información que nos permitan establecer una serie de diagnósticos diferenciales y conocer la anatomía de la especie en cuestión, identificando estructuras importantes y observando las lesiones macroscópicas que puedan presentarse.
Técnica de necropsia
El examen de necropsia debe comenzar con una revisión completa de los signos clínicos, hallazgos físicos, historia médica y resultados de laboratorio pertinentes. Una técnica de necropsia estándar y organizada es esencial para no omitir lesiones importantes o algún órgano o sistema particular. Debido a que se cometen más errores por la falta de observación, que por la falta de conocmiento, debe seguirse un protocolo de necropsia escrito.
Examen físico del cadáver
Como primer paso es importante establecer, mediante inspección visual la edad, especie, color y datos relevantes al individuo en cuestión, así como verificar la identificación del animal, tal como número de anillo o microchip. Cualquier identificación del especímen debe ser anotada en el informe de necropsia. La palpación del cadáver permite determinar fracturas, golpes o áreas inflamadas, masas en la piel, subcutis o tejidos subyacentes o deformidades físicas. Debe llevarse a cabo una evaluación general de la condición corporal, incluyendo el peso del especímen. Una quilla prominente puede indicar pérdida de peso.
Es importante contar con la mayor cantidad de fuentes de información que nos permitan establecer una serie de diagnósticos diferenciales y conocer la anatomía de la especie en cuestión, identificando estructuras importantes y observando las lesiones macroscópicas que puedan presentarse.
Técnica de necropsia
El examen de necropsia debe comenzar con una revisión completa de los signos clínicos, hallazgos físicos, historia médica y resultados de laboratorio pertinentes. Una técnica de necropsia estándar y organizada es esencial para no omitir lesiones importantes o algún órgano o sistema particular. Debido a que se cometen más errores por la falta de observación, que por la falta de conocmiento, debe seguirse un protocolo de necropsia escrito.
Examen físico del cadáver
Como primer paso es importante establecer, mediante inspección visual la edad, especie, color y datos relevantes al individuo en cuestión, así como verificar la identificación del animal, tal como número de anillo o microchip. Cualquier identificación del especímen debe ser anotada en el informe de necropsia. La palpación del cadáver permite determinar fracturas, golpes o áreas inflamadas, masas en la piel, subcutis o tejidos subyacentes o deformidades físicas. Debe llevarse a cabo una evaluación general de la condición corporal, incluyendo el peso del especímen. Una quilla prominente puede indicar pérdida de peso.
La piel, tejido mucocutáneo, plumaje, pico y uñas deben ser examinadas con sumo cuidado. La piel de las aves es generalmente delgada y transparente, en contraste con la de los mamíferos. La acumulación de escamas y costras en las piernas, patas y cere puede indicar infección bacteriana, viral, fúngica o parasitaria. Las costras o inflamaciones que involucran la piel o las membranas mucosas pueden indicar neoplasia, granulomas bacterianos o lesiones inducidas por virus. La pérdida, deformación o alteración del color de las plumas o la ruptura de plumas sangrantes podría ser el resultado de una infección bacteriana, viral, fúngica o parasitaria, así como trauma por enfermedad nutricional. En algunas especies, tales como las cacatúas o los loros grises africanos la presencia o ausencia de polvo sobre el pico, piernas, pies y uñas, puede proveer información concerniente a la función adecuada de las plumas. Se pueden aislar e identificar microscópicamente, ácaros presentes en las plumas.
Debe examinarse el pico y las uñas en busca de deformidades, fisuras, fracturas o exfoliaciones. Una patología del pico puede resultar en una mala prehensión del alimento, con la consecuente malnutrición. Un daño en las uñas podría resultar en cojera.
Todos los orificios corporales (ojos, meatos auditivos externos, narinas, cavidad oral y cloaca) deben ser evaluados en busca de descargas, masas, cuerpos extraños, úlceras y placas. Descarga ocular puede ser vista en casos de calmidiosis, infecciones bacterianas, virales o parasitarias, o en casos de micoplasmosis, entre otros. Escamas y masas perioculares y placas orales, son visibles en algunas infecciones por poxvirus. Las placas orales aisladas pueden ser ocasionadas por infecciones bacterianas, virales o parasitarias, así como por quemaduras, trauma y deficiencia de vitamina A. La necrosis del paladar o la lengua puede ser observada en algunas aves con enfermedad del pico y las plumas de los psitácidos.
La suciedad de la cloaca puede indicar enfermedad entérica o disfunción de la cloaca. Por otro lado, la decoloración amarillenta o verdosa de uratos puede sugerir enfermedad hepática o intestinal. En el caso de los loros Amazonas, las masas en cloaca pueden representar papilomas, frecuentemente acompañados por prolapso cloacal. A pesar de que la patología auditiva es rara, especialemente en loros, el meato auditivo externo debe ser examinado siempre.
Si se cree conveniente, se deben tomar hisopados de la hendidura coanal y la cloaca para cultivo microbiológico, antes de continuar con la necropsia. Tras una breve inspección externa, las plumas deben humedecerse con agua jabonosa para reducir el polvo de las plumas y otros desechos. Las plumas pueden ser removidas posterior a este procedimiento, para evaluar patologías cutáneas, tal como laceraciones o hemorragias. Retirar las plumas de las áreas ventral cervical, torácica y abdominal, facilitará la disección y evitará que se oculten lesiones internas.
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