Introducción
Dentro de los animales de zoológico, encontramos a miles de especies, cada una de ellas con requerimientos nutricionales específicos. Por lo anterior, es importante conocer las necesidades de cada uno para brindar una alimentación adecuada.
Una mala alimentación conlleva a carencias o excesos de determinados nutrientes, con lo que finalmente se generan enfermedades y en muchos casos, un acortamiento sustancial de la esperanza de vida del animal. A continuación se exponen algunos factores alimenticios en distintas especies de reptiles.
Tortugas
Deficiencia de vitamina A
La hipovitaminosis A ocurre fundamentalmente en tortugas semiacuáticas, particularmente en ejemplares juveniles; siendo mucho menos frecuente en tortugas terrestres. La lesión característica consiste en una metaplasia escamosa e hiperqueratosis del epitelio que tapiza los ductos de la glándula de Harder (anteromedial) y de la glándula lacrimal (posterolateral). El epitelio normal cúbico es reemplazado por células aplanadas que se descaman continuamente y ocluyen la luz de estos conductos, con lo que las glándulas se expanden en la dirección en la que encuentran menos resistencia.
El resultado más frecuente es un blefaroedema, a veces con restos celulares blanquecinos debajo del párpado si el proceso es crónico. Ello interfiere en la visión, y por lo tanto en la localización del alimento.
Esta patología se presenta con mayor frecuencia en ejemplares juveniles, porque su rápido crecimiento requiere grandes cantidades de vitamina A. No se suelen afectar las tortugas de menos de 6 meses de edad, ya que durante este periodo utilizan la vitamina A de los restos de vitelo, que se encuentra almacenada en el hígado; una vez se agotan estas reservas, y si la dieta es deficiente, se instaura el proceso.
Dado que la vitamina A es necesaria igualmente para mantener la integridad de otros epitelios, no solo se afectan las estructuras perioculares; también pueden afectarse los epitelios del aparato respiratorio, órganos endócrinos, sistema gastrointestinal y sistema genitourinario, predisponiendo al animal a infecciones bacterianas secundarias.
El tratamiento consiste en la administración vía parenteral de 1,500 a 2,000 UI/Kg de PV, de vitamina A, una vez por semana, durante dos a seis semanas, dependiendo de la gravedad de las lesiones y la recuperación del animal. Se debe corregir la dieta, incluyendo en ella el uso de hígado de pescado.
La administración indiscriminada de vitamina A, puede ocasionar una hipervitaminosis A yatrogénica, proceso caracterizado por la aparición de vesículas en piel, pérdida del epitelio epidérmico, y consiguiente exposición de la dermis con infecciones bacterianas secundarias. Por ello se recomienda no administrar vitamina A sin tener un diagnóstico previo de hipovitaminosis.
La mayoría de las tortugas de Florida han sido o son alimentadas con caparazones de crustáceos del género Gammarus. Este tipo de alimentación genera varios tipos de carencia, pero la causa los primeros signos es generalmente la deficiencia de vitamina A. El animal cursa con anorexia, debilidad y blefaroedema, durante la fase temprana de la enfermedad. Si las carencias no se suplen a tiempo, el resultado final suele ser la muerte del animal al poco tiempo de haber sido adquirido.
Lacértidos
La iguana verde es otro reptil bastante habitual como animal de compañía, que suele ser alimentado de manera inadecuada. Un alto porcentaje de los animales que llegan a la consulta presentan patologías asociadas a una mala alimentación. Es bastante habitual que este tipo de animales tengan una dieta exclusiva a base de lechuga. Este tipo de dieta causa un desbalance de calcio con respecto al fósforo, lo que ocasiona una enfermedad ósea metabólica y disfunción de la vitamina D. Suelen observarse signos como deformación de la mandíbula, ensanchamiento de las extremidades por fracturas espontáneas en los huesos largos, desviaciones en la columna vertebral y pérdida de densidad radiológica de los huesos.
En la aparición de esta patología, además de la mala alimentación, juega un papel importante la falta de radiación ultravioleta directa sobre la piel del animal. Si la iguana no está expuesta a un espectro de luz adecuado, la vitamina D no toma su forma activa y el calcio de la dieta no es asimilado adecuadamente.
Cocodrilos y caimanes
Gota visceral e hipovitaminosis A
Existen diversas descripciones de procesos de gota visceral en este orden, asociándose a varios factores, como nefritis, drogas nefrotóxicas, deshidratación y elevados niveles de proteína en la dieta. Además, en los últimos años se han considerado también las implicaciones de una deficiencia de vitamina A en el desarrollo de lesiones de gota visceral, particularmente en cocodrilos de granja.
Inicialmente los depósitos de vitamina A del hígado, procedentes de los restos del vitelo, compensan una posible deficiencia. Los requerimientos aproximados de vitamina A se estiman en 12,000 UI/Kg de materia seca.
Sin embargo, si la dieta continúa siendo deficiente se instaura una hipovitaminosis A de consecuencias clínicas manifiestas, originándose una metaplasia escamosa e hiperqueratosis de los túbulos renales, lo que a su vez interfiere con el aclaramiento de uratos. El descenso en la perfusión renal induce una hiperuricemia y el acúmulo de precipitados de uratos en riñón y serosas. Si la enfermedad progresa, la obstrucción de las nefronas por estos precipitados puede ocasionar un fallo renal.
Por otra parte, las lesiones de metaplasia escamosa en los túbulos renales, predisponen a las infecciones renales por parte de bacterias fundamentalmente gramnegativas, por lo que es frecuente la observación de pielonefritis en estos casos.
Bibliografía
- González, F.C. Mitos en la alimentación de animales exóticos.
- Hernández, D.S. Enfermedades no infecciosas de reptiles.
- Zalmir, S.C. Dificultades especiales en el mantenimiento en cautividad de animales salvajes en América del Sur. Rev. Sci Tech. Off. Int. Epiz. 1996. 15 (1): 267-287.
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